[Ustedes oren así.] Martes de la I Semana de Cuaresma
Martes de la I Semana de Cuaresma
EVANGELIO
[Ustedes oren así.]
Del santo Evangelio
según san Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se
imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán escuchados. No los imiten, porque
el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues,
oren así: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy
nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del
mal. Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los
perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres,
tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas”.
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Mt 6, 7-15
Este texto rechaza el modo de orar de algunos paganos. Ellos creían que debían
dar mil explicaciones a los dioses para convencerlos de que tenían que
escucharlos, porque consideraban que esos dioses no eran capaces de conocer sus
necesidades y entonces había que elaborar un discurso atractivo y lleno de
argumentos para convencerlos. Jesús nos dice que nuestro Padre Dios no necesita
que lo convenzamos con argumentos y palabras seductoras, porque conoce bien
nuestras necesidades. Pero esto no significa que no oremos frecuentemente, ni
que no debamos ser insistentes en la súplica (Lc 11, 5-8; 18, 1). Luego Jesús
enseña un modelo de oración, el Padrenuestro, donde se comienza adorando al
Padre y pidiéndole lo principal, que es la venida de su Reino y el cumplimiento
de su voluntad. Sólo después le suplicamos por nuestras necesidades; pero en la
súplica del Padrenuestro, esas necesidades se reducen a lo esencial, a lo
indispensable, al pan de cada día. Además, hay que destacar que luego del Padrenuestro,
donde pedimos ser perdonados así como nosotros perdonamos a los demás, se
resalta esta necesidad de perdonar a otros para poder suplicar el perdón de
Dios. Pero lo más importante es que Jesús nos invita a decir "Padre";
y eso significa que nos invita a unirnos a él en su relación con el Padre.
También el Espíritu Santo, cuando habita en nuestros corazones, nos invita a
clamar "Padre". De esta manera, se nos invita a expresar el anhelo
más profundo de nuestro corazón necesitado, porque nosotros estamos hechos para
ir al Padre. Por el bautismo, esa inclinación se convierte en la atracción de
Jesús hacia su Padre amado, porque pasamos a ser "hijos en el Hijo".
Por eso San Ignacio de Antioquía, cuando lo llevaban para ser comido por los leones,
sentía en su interior un profundo gozo, que él expresaba diciendo: "Hay
dentro de mí un manantial que clama y grita: ¡Ven al Padre!". Oración:
"Señor, dame la gracia de ser simple en mi diálogo contigo, de suplicarte
como un niño, dejando todo en tus manos con plena confianza. Pero concédeme que
además de pedirte sea capaz de santificar tu nombre sobre todo en la
misericordia y el perdón".
“Que el Señor te acompañe en este día
y te llene de bendiciones”
Cuaresma tiempo de conversión
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