[El que pierda su vida por mí, la salvará.] Jueves DESPUÉS DE CENIZA
Jueves DESPUÉS DE CENIZA
EVANGELIO
[El que pierda su vida por mí, la salvará.]
Del santo Evangelio según san Lucas
9, 22-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado
por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la
muerte y que resucite al tercer día”. Luego, dirigiéndose a la multitud, les
dijo; “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su
cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida,
la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto,
¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se
destruye?”
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Lc 9, 22-25 Luego de anunciar su
pasión y su resurrección Jesús pide a los discípulos que acepten reproducir ese
misterio en las propias vidas, cargando con la cruz. En las molestias, cansancios
y renuncias de la vida se está compartiendo la pasión del Señor, pero de ese
modo la vida no se arruina, sino que se salva, se la vive con mayor
profundidad, con un gozo y un sentido más hondo. Aquí no se trata de buscar el
dolor por el dolor mismo, como si Dios se complaciera en vernos sufrir. Se
trata de aceptar la misión que nos toque cumplir en la vida aceptando las
incomodidades que la acompañan; y se trata también de dar testimonio de nuestra
fe aunque nos traiga problemas. De hecho, Jesús se refiere sobre todo a la cruz
de la incomprensión y de las burlas del mundo; por eso pide a los discípulos
que no se avergüen- cen de él y de sus palabras, sino que se identifiquen
públicamente con él y con su mensaje a pesar del desprecio y del rechazo del
mundo. Esta actitud de desprendimiento que viven los que se han dejado cautivar
por Jesús, es lo que hermosamente expresaba San Pablo: "Todo me parece una
desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi
Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como un
desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él" (Flp 3, 8-9).
Pero en el evangelio de Lucas este texto tiene una característica peculiar que
no aparece en Mateo, porque aquí se habla de cargar con la cruz "cada
día", y eso significa que no se trata de buscar cruces llamativas o
extraordinarias, sino de aceptar y cargar las cruces cotidianas, esas que nunca
faltan; se trata de vivir cada día esa unión mística con Cristo en su pasión
asumiendo cotidianamente las renuncias al propio yo. Oración: "Señor,
concédeme la gracia de aceptar la entrega que me pides cada día. No quiero ser
esclavo de la comodidad y de la vanidad. Libérame Señor, para que pueda unirme
a ti en las asperezas de cada día y no pretenda una vida sin límites o sin
dificultades".
“Que el Señor te acompañe en este día
y te llene de bendiciones”
Cuaresma tiempo de conversión
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