Martes 04 de agosto
Las plantas que no haya plantado mi Padre serán arrancadas de raíz.
Del santo Evangelio según san Mateo: 15, 1-2. 10-14
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos escribas y unos fariseos venidos de Jerusalén y le preguntaron: "¡Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores y no se lavan las manos antes de comer?". Jesús llamó entonces a la gente y le dijo: "Escuchen y traten de comprender. No es lo que entra por la boca lo que mancha al hombre; lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre". Se le acercaron entonces los discípulos y le dijeron: "¿Sabes que los fariseos se han escandalizado de tus palabras?". Jesús les respondió: "Las plantas que no haya plantado mi Padre celestial, serán arrancadas de raíz. Déjenlos; son ciegos que guían a otros ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en un hoyo".
Palabra del Señor.
GUÍAS DE CIEGOS
Jer 30, 1-2. 12-15. 18-22; Mt 15, 1-2. 10-14
La necedad de los escribas y fariseos se transparentaba en los choques y enfrentamientos que sostuvieron con Jesús. La libertad soberana con la cual el Maestro de Nazaret pasaba por encima de los ordenamientos rituales los encolerizaba. Lavados de manos, barreras físicas en relación con los "impuros" y otros límites impuestos en nombre de la pureza y santidad externa de los israelitas, tenían poca receptividad por parte de Jesús. Les parecía un rebelde y un transgresor y no vacilaban en expresar abiertamente su descontento. Cabe decir que el Señor Jesucristo era un hijo obediente de la voluntad del Padre que sabía interpretar cuáles eran los valores primarios -la compasión, la solidaridad- y cuáles eran de menor trascendencia. Vivía pendiente de la voluntad de Dios porque vivía atento a las necesidades de sus hermanos pequeños.
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