[Tocamos la flauta y ustedes no bailaron, cantamos canciones tristes y no lloraron.] Miércoles XXIV Tiempo Ordinario Ciclo C
Miércoles XXIV Tiempo Ordinario Ciclo C
EVANGELIO
[Tocamos la flauta y
ustedes no bailaron, cantamos canciones tristes y no lloraron.]
Del santo Evangelio
según san Lucas 7, 31-35
En aquel
tiempo, Jesús dijo: "¿Con quién compararé a los hombres de esta
generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos niños que se sientan a jugar
en la plaza y se gritan los unos a los otros: 'Tocamos la flauta y no han
bailado, cantamos canciones tristes y no han llorado'. Porque vino Juan el
Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y ustedes dijeron: 'Ese está endemoniado'.
Y viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Este hombre es un glotón
y un bebedor, amigo de publícanos y pecadores'. Pero sólo aquellos que tienen
la sabiduría de Dios, son quienes lo reconocen". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Lc 7, 31-35 Aquí tenemos otro
texto que nos muestra una característica importante de la vida terrena de
Jesús. El no era un asceta sacrificado, un modelo lejano de perfección, un
profeta absorto en la presencia divina, como Juan el Bautista. Jesús era
criticado por ser un comilón y un borracho, y un amigo de la gente
despreciable. Siempre hay alguna excusa para no entregarse a Dios. La figura de
Jesús que nos muestra el texto es la de un Dios que no sólo se hace hombre,
sino que se introduce completamente en el mundo, que no tiene miedo de juntarse
con cualquiera, que camina por los callejones de los pecadores, que trata con
las prostitutas ante la mirada acusadora de los moralistas, que come y bebe con
los rechazados por la sociedad. Verdaderamente compartió y comparte nuestra
vida en todo, menos en el pecado. No era un puritano que quería aparecer en la
sociedad como modelo de sobriedad, de renuncia y de perfección. Él era un
enamorado del ser humano, que jamás caía en el pecado, pero quería vivir hasta
el fondo la existencia del hombre y acercarse como nadie al hermano caído. Por
esto mismo, su vida es una exhortación a los cristianos para que se atrevan a
insertarse en todos los ambientes, para que amen a la gente y no pretendan
aislarse en grupos de "elegidos". Sin consentir el pecado ni
justificarlo, todo lo que le preocupa a la gente es parte de sus
preocupaciones, todos los anhelos de los corazones humanos son parte de sus
anhelos. Si sólo por ser humanos, nada que sea humano nos es indiferente, con
mayor razón será así si creemos realmente en un Dios hecho hombre, que quiso
compartir en todo nuestra vida y nuestra historia. Por eso decía San Pablo:
"Todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo
que es amable y digno de honra... todo eso ténganlo en cuenta (Flp 4, 8).
Oración: "Qué admirable y qué maravilloso es ver que te acusaban de
mezclarte con los despreciables. Qué golpe para nuestra preocupación enfermiza
por la imagen y por el qué dirán. Dame Jesús, ese comprometido amor al pobre y
al pecador que te llevaba a compartir sus vidas hasta el fondo para poder
darles amor y acercarlos a la luz".
“Que el Señor te acompañe en este día
y te llene de bendiciones”
Feliz y bendecido!!!
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