[Los acompañaban algunas mujeres, que los ayudaban con sus propios bienes.] Viernes XXIV Tiempo Ordinario Ciclo C
Viernes XXIV Tiempo Ordinario Ciclo C
EVANGELIO
[Los acompañaban
algunas mujeres, que los ayudaban con sus propios bienes.]
Del santo Evangelio
según san Lucas 8, 1-3
En aquel
tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva
del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido
libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas
iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana,
mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los
ayudaban con sus propios bienes. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Lc 8, 1-3 Este texto comienza
hablando de las mujeres que seguían a Jesús y lo ayudaban con sus bienes. En Mc
15, 41 se menciona que algunas mujeres "lo habían seguido y lo habían
servido". En aquella época era un poco escandaloso que Jesús anduviera
predicando por allí con un grupo de mujeres, sobre todo porque algunas de ellas
habían estado poseídas por "malos espíritus". Pero esas mujeres
habían recibido con fe la Palabra del Señor y querían seguir su camino. La
parábola del sembrador, que se narra a continuación, nos lleva a pensar que
esas mujeres generosas eran como la tierra fértil, que recibe la Palabra y la
deja crecer y fructificar. San Pablo se refiere en sus cartas a las mujeres que
colaboraban con él, no sólo con bienes materiales, sino como verdaderos
apóstoles. Febe (Rom 16, 1), por ejemplo, era diaconisa de la iglesia de
Cencreas. Y esto indica que en las primeras comunidades se daban ministerios
importantes también a las mujeres. Posteriormente, el texto de 1 Tim 5, 3.9
indica que había un catálogo para registrar a las que hacían una consagración
particular. Con respecto a Febe, cabe aclarar que el apelativo de "diaconisa"
no tenía poca importancia. Pablo se llamaba a sí mismo "diácono"
cuando defendía su autoridad (2 Cor 3, 6; 6, 4) y cuando mencionaba sus títulos
de honor (2 Cor 11, 21-23). Además, Pablo se detiene a recomendar que reciban a
Febe dignamente y que la asistan en todo, y se muestra agradecido de haber sido
"protegido" por ella (Rom 16, 2). Pero Pablo también manda saludos a
otras mujeres, elogiadas por sus fatigas: María, Trifena, Trifosa, Pérside (16,
2), la madre de Rufo (16, 13), Julia y la hermana de Nereo (16, 15). Inmersos
en un mundo hostil, los cristianos de las primeras comunidades valoraban el
apoyo de la fe compartida y el sentimiento de la mutua pertenencia. Cualquier
obra buena, cualquier entrega era valorada y agradecida. Y las mujeres, lejos
de ser discriminadas, en la práctica tenían amplias posibilidades de servir y
de intervenir en la Iglesia; eran reconocidas en sus empeños y fatigas, y eran
recordadas con afecto. Oración: "Señor, concédenos que en todas las
comunidades cristianas las mujeres sean respetadas, y que puedan ejercer libre
y gozosamente los carismas que les regalaste para servir a la Iglesia".
“Que el Señor te acompañe en este día
y te llene de bendiciones”
Feliz y bendecido!!!
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