El que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.] Viernes XXVI Tiempo Ordinario Ciclo C
Viernes XXVI Tiempo Ordinario Ciclo C
EVANGELIO
El que me rechaza a
mí, rechaza al que me ha enviado.]
Del santo Evangelio
según san Lucas 10, 13-16
En aquel
tiempo, Jesús dijo: "¡Ay de ti, ciudad de Corozaín! ¡Ay de ti, ciudad de
Betsaida! Porque si en las ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran realizado
los prodigios que se han hecho en ustedes, hace mucho tiempo que hubieran hecho
penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Por eso el día del juicio será menos
severo para Tiro y Sidón que para ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás
encumbrada hasta el cielo"? No. Serás precipitada en el abismo".
Luego, Jesús dijo a sus discípulos: "El que los escucha a ustedes, a mí me
escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza y el que me rechaza a
mí, rechaza al que me ha enviado". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Lc 10, 13-16 Jesús, que había
crecido en Galilea, se lamenta amargamente de la incredulidad de algunas
poblaciones de esa región. Él había intentado abrir el corazón de esa gente no
sólo con su predicación, sino también con muchos milagros, pero ellos no se
convirtieron.Y Jesús quiere hacerles notar que su incredulidad e indiferencia
es peor que la de Tiro, Sidón y Sodoma. ¿A qué se debe esta comparación? Tiro y
Sidón eran centros de comercio. Desde allí salían naves que surcaban el
Mediterráneo y allí llegaban productos que se comerciaban en Oriente.
Representaban un poder comercial y, con él, la adoración a los bienes
materiales. Se entendía entonces que Tiro y Sidón no eran el ambiente adecuado
para el florecimiento de profundas actitudes religiosas, para la conversión del
corazón. Sodoma era una ciudad que simbolizaba el pecado, una depravación moral
que finalmente la llevó a la ruina (Gn 19). Sin embargo, Jesús se dirige a las
poblaciones de Galilea que no se convertían para hacerles notar que no tienen
nada que criticar a Tiro, Sidón o Sodoma, porque la dureza del corazón de ellos
era superior a la de esas ciudades. Si esas ciudades hubieran presenciado los
prodigios de Jesús se habrían convertido rápidamente. Ante este texto cabe que
nos preguntemos si todo lo que hemos recibido del Señor, todo lo que él nos ha
manifestado, todos los regalos de su amor, no exigirían una mayor entrega de
nuestras vidas, una conversión más profunda de nuestro corazón. En todo caso,
no deberíamos escandalizarnos ante la incredulidad de otros, que quizás no han
recibido del Señor tantos regalos como los que nosotros hemos experimentado.
Cada uno debe sentirse interpelado por esta invitación a la conversión, porque
el evangelio siempre nos pide más, siempre quiere llevarnos más alto. El
evangelio nos dice: "Sean perfectos como el Padre celestial es
perfecto" (Mt 5, 48). Oración: "Ayúdame Señor, con toques de tu
gracia, con auxilios de tu Espíritu, para que pueda reconocer tus dones con un
corazón agradecido, y así desee responder a tu amor con una conversión más
profunda, con una vida y un corazón que sean de tu agrado".
“Que el Señor te acompañe en este día
y te llene de bendiciones”
Feliz y bendecido día!!!
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