[Yo soy la puerta de las ovejas.] Lunes de la IV Semana de Pascua


 

Lunes  de la IV Semana de Pascua  

 

EVANGELIO

[Yo soy la puerta de las ovejas.]

Del santo Evangelio según san Juan 10, 1-10

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”. Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El apóstol Pedro, de regreso de Cesarea, donde había anunciado el Evangelio y bautizado al pagano Cornelio y a su familia, es reprendido con fuerza por los hermanos judeo-cristianos por haber entrado –a su entender indebidamente– en casa de paganos. Él, no limitándose a una pura defensa sino manifestándose obediente al Espíritu, se ve obligado a justificar desconcertante actuación. Entonces les explica lo que la «voz del cielo» le había ordenado, en una misteriosa visión que le pedía no hacer indebidas distinciones en el anuncio del Evangelio... • La solemne imagen pastoral domina todo el capítulo 10 de San Juan. Nuestro pasaje nos abre a dos grandes revelaciones. La primera se entreteje en torno al contraste entre Jesús, el Buen Pastor, y los mercenarios, preocupados sólo de su propio interés, al que no dudan en sacrificar incluso al mismo rebaño. Pero Jesús ofrece luego una segunda y mayor revelación: Él es la «puerta» del redil. El que no entra por esta puerta es un ladrón y un asaltante, a quien las ovejas no lo escucharán. Quienes, en cambio, entren por esta puerta tan singular se salvarán y encontrarán pastos abundantes.

“Que el Señor te acompañe en este día y te llene de bendiciones”

El Señor a Resucitado Aleluya Aleluya

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