"Comieron hasta saciarse" Sábado Semana V del Tiempo Ordinario Ciclo C


 


Sábado Semana V del Tiempo Ordinario

EVANGELIO

Comieron hasta saciarse

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 1-10

En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos. Los discípulos le preguntaron: ¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer? El les dijo: ¿Cuántos panes tienen ustedes? Ellos respondieron: Siete. Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud. Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran. Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió. En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Otra vez nos encontramos con la narración de la multiplicación de los panes, porque este relato aparece dos veces en Mateo y dos veces en Marcos. Al multiplicar los panes Jesús aparece realizando la figura del Dios que "da de comer al hambriento" (Sal 107, 9; 146, 7), que tiene una particular mirada de amor hacia los pobres necesitados y los sacia de sus bienes. Pero al repartir los panes a través de los discípulos está indicando que la preocupación por las necesidades de la gente es también parte de la misión de ellos; los discípulos, igual que Jesús, no pueden dejar de compadecerse de la gente, y esa compasión debe ser activa y eficaz. Así se continúa la exigencia bíblica de escuchar el clamor de los pobres (Éx 22, 20-22.25-26; Deut 15, 7-9; Eclo 4, 4-6). Si leemos estos textos podremos descubrir que quien se hace instrumento de Dios para escuchar el clamor del pobre, se coloca así en el canal de la bendición divina, su vida se llena de la bendición de Dios; pero el que rechaza esa misión y se encierra en su comodidad y en sus propios intereses, se coloca fuera de la bendición divina y su vida queda fuera de la protección de Dios, de manera que nada de lo que haga tendrá verdadero sentido. Oración: "Señor, dame un poco de tu inmensa compasión ante la miseria ajena, ayúdame a mirar a los pobres con tus ojos de misericordia, tómame como instrumento para ayudarlos en sus necesidades y no permitas que cierre mis oídos a su clamor".

“Que el Señor te acompañe en este día y te llene de bendiciones”

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